Barón Rojo, al igual que el año pasado, volvieron a ser el grupo invitado de la gira de Judas Priest, con las novedades de José Martos de nuevo a la batería, y la reedición de su mítico álbum “Volumen Brutal” el cual fue el eje de su brillante actuación. Acto seguido dieron paso a la actuación de Judas Priest.

El ojo eléctrico nos dio la bienvenida con su penetrante y rojiza mirada para dar paso a uno de los comienzos más impactantes de la historia del metal, “The Hellion / Electric Eye”, auténtica marca de la casa. Y desde la retina de ese ojo que ocupaba el fondo del escenario, apareció el Metal God, enfundado en sus trajes imposibles de tachas y cuero, impasible, inmóvil, haciendo gala de su poderosa voz. Escudado por una banda perfecta, se adentran en el tema que le dio el sobrenombre al gran Halford, “Metal Gods”, las vibraciones y la emoción se sienten en el Palau.

De pronto llega la primera sorpresa, rescatando un tema que tenían algo olvidado, “Riding on the wind”, seguida de “The Ripper” y en la cual el cantante comienza a transformarse en el mayor centro de atención con sus movimientos y su talante de pieza indiscutible en el seno del grupo, algo de lo que está muy seguro. “Touch of evil” parece ser uno de los favoritos del público más joven, sobre todo a la hora de vocear a los cuatro vientos y es que parece que se escribió pensando en sus directos.

Cambio de telón. “Angel of Retribution” se hace dueño de la escena, y los primeros acordes de “Judas Rising” y “Revolution” nos demuestra quien conoce el nuevo álbum al dedillo (los que menos) y quien aun no ha tenido oportunidad de escucharlo (la mayoría), pero no es impedimento para la trayectoria del show. Sin embargo nos plantamos en la misma situación con “Hot Rockin´”, un viejo y oscuro tema de su disco menos metálico, el incomprendido “Point of Entry”. Una auténtica e inesperada sorpresa.

Todo se soluciona cuando Halford nos pregunta aquello de “breaking of what?” y la explosión es general ante uno de los himnos definitivos del metal, el imperecedero “Breaking the Law”. Más sorpresas. Probablemente la mayor. “I´m a Rocker”, del olvidadísimo “Ram it down”, sonó con mucha más furia que el día que fue engendrado y ha sido después de tantos años cuando hemos sabido reconocer que es un buen tema de directo.

Los mecheros empiezan a aflorar ante las primeras notas de “Diamonds and Rust” que últimamente la destrozan en su versión acústica. Es el punto negativo de la magnífica velada que continuará con uno de los mejores cortes de su nuevo álbum, “Deal with the Devil”, para seguir con uno de los mejores de Judas Priest, “Beyond the Realms of Death”, en una magnífica e impresionante demostración de cómo interpretar un complejo tema en directo que nos hizo tocar el cielo.

Un coreadísimo “Turbo Lover” dio paso al cuarto y último tema de “Angel of Retribution”, “Hellraider”, y es a partir de aquí cuando comienza la auténtica fiesta.“Victim of Changes”, con un Halford pletórico a pesar de ir cargado de efectos y ecos,y que como viene siendo habitual, Glenn Tipton aprovecha para hacer su repetidísimo solo de guitarra, “Green Manalishi” y fin del trayecto con la furiosa y desgarradora “Painkiller”.

El motor de la Harley empieza a rugir y todo el mundo sabe que viene acompañada de “Hell Bent For Leather”, que el Metal God cantará tumbado sobre ella. Y llega el momento del final y muy propicio para cantar una de las canciones más coreables de la noche, “Living After Midnight”. Sin embargo aun quedaría otro momento para desgañitarnos con “You´ve got another thing comin´” que esta vez sí que sería el auténtico adiós de la banda.