¿Merecían Queen un público como este? Es una pena que tengamos que soportar un Palau Sant Jordi lleno de tanto inepto, que solo conocen a Queen (o quizás solo a Freddie Mercury) por su relación con Barcelona a raíz de las olimpiadas del 92 y porque cantó junto a la gran Montserrat Caballé. Solo hacía falta darse cuenta que las mayores ovaciones se las llevó Freddie cuando apareció en la pantalla del fondo del escenario interpretando “Bohemian Rhapsody”. A eso hay que añadir que los temas más coreados fueron los de sus últimos discos, y que uno de los momentos álgidos, fue la interpretación por parte de Roger Taylor de “I´m in love with my car” y que a la gente le sonó a chino. Y no digamos cuando sonaron los temas de Bad Company; parecía que el público estaba en el velatorio del Papa. Ah claro, “All right now” si la conocían, pero ¿alguno sabía de dónde venía?

Muchos fuimos por ver que tal se desenvolvía Paul Rodgers ante los temas de Queen, pero costaba escucharlo ya que aquello parecía un karaoke, una especie de concurso a ver quien cantaba más alto y sabía más tonadillas. Lo que pudimos escuchar, nos dejó un agradable sabor de boca, ya que Paul Rodgers cantó fantásticamente bien, imponiendo su estilo y no cayendo en errores de querer parecerse a Mercury, cambiando incluso el tono en varios momentos. Es de agradecer que tanto May como Taylor tengan el detalle de darle tanta cancha para que pueda demostrar su valía, aunque ellos también tuvieron su momento de lucidez. Taylor fue el encargado de cantar “Radio Gaga” y May aparte del solo de guitarra nos ofreció un pequeño set acústico en el centro del Palau, dedicándole, como no, al gran Freddie, “Love of my life”.

En definitiva, un concierto insulso y previsible con un bonito homenaje a Freddie Mercury, un Paul Rodgers que puede ir con la cabeza muy alta ya que le tocó bailar con la más fea, y un público nefasto que te puede joder la noche.