Para los amantes de conciertos en que la teatralidad tiene un papel primordial, la temática ronda lo terrorífico y lo lúgubre y además les gusta el Black y el Trash Metal, el pasado concierto del rey diamante fue la noche perfecta porque encontrarían todas estas características en una. Aunque antes de llegar al plato fuerte, pasaron por el escenario dos bandas de Heavy/Power Metal noruegas Thunderbolt y Griffin.

Thunderbolt se encontraron con una sala más bien vacía, pero supieron entretener al público ya que el estilo musical, la voz y la gestualidad del cantante, Tony Johannessen, eran muy similares a los de Bruce Dickinson, frontman de una de las grandes bandas del heavy, Iron Maiden. El panorama para Griffin era un poquito mejor, ya que se estaba acercando la hora de ver al rey y la gente iba llegando poco a poco a la sala para tener un buen sitio. Nos dieron a conocer su último trabajo “Lifeforce” y además presentaron al nuevo guitarrista Roar “Emperoar” Naustvoll, un chico de 18 años aunque parecía bastante más jovencito. La actuación no fue nada fuera de lo común; lo único que destacó fue su último tema, un cover de otra de las grandes, Judas Priest, “Hell Bent for Leather”, que dejó que desear ya que el registro del vocalista, Rolf Bakken, no es para nada comparable al de un Dios llamado Rob Halford.

Se apagan las luces, y unos monjes encapuchados se encargaron de instalar unas rejas entre el escenario y el público. Además, destaparon toda una serie de elementos de tortura, manchas de sangre e incluso una gárgola, que nos transportó hasta la mansión donde se encuentra la tumba de la hija bastarda del conde; la pequeña Abigail la Fey, que nació muerta el 07/07/1777 y fue posteriormente momificada para así renacer algún día. Con la intro “Funeral” salió Kim Bendix Petersen con su maquillaje de carácter terrorífico y satánico, vestimentas completamente negras y su ya particular chistera. Con los temas “Arrival” y “Mansión in Darkness” King Diamond le dedicó toda una serie de atenciones a la pequeña, la mostró al público y le clavó una daga en la boca. Los primeros temas sonaron demasiado agudos y por tanto la voz de King acompañada por los coros de Livia Zita, siempre en segunda plano, era algo “chirriante” e incluso “chillona”.

Con “Spare this Life” y “Mansion in Sorrow” llegó la venganza de Abigail y el fin de su historia ya que salieron de nuevo los monjes encapuchados para retirar las rejas y así alejarnos de la mansión y adentrarnos en otras leyendas. En esta nueva etapa, la acompañante de King fue la bailarina Miriam que adoptó varios papeles como el de mujer poseída o marioneta sumisa en temas como “Them” o “Blood to Walk”. También cobraron protagonismo en “Come to the Sabbath” o “Sleepless Nights” los solos del gran Andy Laroque y del ex-Mercury Fate, Mike Wead. “Welcome Home” era uno de los temas más esperados de la noche, en el que King recibió la visita de su abuela, también representada por Miriam con una máscara, que estaba de vuelta del asilo. Diamond tomó asiento en la silla de ruedas de la anciana, a modo de trono y entonces aparecieron sus amigos invisibles. Con la ayuda de la guitarra de Andy LaRoque acompañando los “oés” llegaron los bises, “Halloween” y como colofón final “Evil” un tema de Mercury Fate.

King Diamond, heredero directo en cuanto a temática y teatralidad, del rockero setentero Alice Cooper, ha sido fiel durante todos estos años a sus raíces, en cuanto estilo, ya que él y su banda fueron los precursores del Black/Trash Metal y en cuanto puesta en escena. Fórmula que le ha permitido mantenerse en el panorama musical y que su público repita gira tras gira sus conciertos.