¿Dónde podrían tener una cita íntima el jazz y el flamenco? En la guitarra del Niño Josele, sin duda. En su virtuosidad de solitario en Peace Piece y The Dolphin, los dos primeros temas del concierto, que fue la mirada fugaz y cómplice, que nos atrapo durante las siguientes dos horas. Poco tiempo, pero muy bien aprovechado, para recorrer de la mano del guitarrista, el universo infinito del gran pianista del jazz; Bill Evans.

Un encuentro marcado por el hechizo de las notas intimistas del contrabajo de Marc Johnson –colaborador de Evans, y la batería de Horacio El Negro, que conjugados con la guitarra flamenca, nos hizo vibrar ante su interpretación de “Turn out the star” y “The Peacoks”.

El solo del contrabajo nos transportó por momentos al jubilo, que la batería retomó con especial acompañamiento. Y luego, en el juego de las fugas, guitarra, contrabajo y batería se persiguieron entre sí, logrando un éxtasis que nos recordó la esencia de Bill Evans, “poeta del piano”, como lo definió el escritor Gene Less. Todo esto y más, en Paz, título del reciente trabajo discográfico que el almeriense nos presentó en Luz de Gas.

Reconocer a Bill Evans a través de la guitarra del niño Josele, y sus acompañantes, ha sido un verdadero placer. Y como tal, nos fue. Se repitió el bis.

Lástima que el ruido del aire acondicionado a tope, por momentos, distorsionará el oído.