En la última noche de este singular festival, el lleno era absoluto, en escena dos pesos pesados de la música contemporánea que tienen sus raíces anclados en el siglo que nos precede, pero que llevan consigo una eterna vigencia.

Hablamos de músicos que han creado escuela, cada uno define un estilo diferente dentro de los parámetros del jazz y derivados, la conjugación de ambos sobre el escenario crea una curiosa atmósfera, y no menos importante resultan los instrumentistas que los acompañan.

La banda se encargaría de hacer una pequeña introducción a modo de grandes hits embutidos en un popurrí de temas Bensianos. La aparición de ambos transcurre por un breve espacio concretamente en el lapsus de un tema, Al Jarreau se hace dueño de la escena con su peculiar forma de expresar musicalidad, despliega todos sus dotes de buen showman y un preciso control vocal que desgrana melodía, rapeo y ametralladores sonidos vocales.

Entre otras versiones que interpreta magistralmente, a destacar el clásico “Take five” donde hace una interpretación difícil de igualar por su forma ejecutada, sus maneras pertenecen a aquellos que solos se bastan en el escenario, de no ser por una soberbia banda de un altísimo nivel otros hubieran sido mero estorbo.

Tomaba Benson el relevo, su personalizada voz e inconfundible sonido de sus manos a la guitarra, conecta varias décadas musicales, a decir verdad a los que lo hayan visto en mas de una ocasión no se sentirán ni sorprendidos ni decepcionados, el gentleman del jazz se versiona constantemente a sí mismo, pero nunca resultara redundante por la categoría, lo que si se echa de menos es mas protagonismo de su guitarra y el echo de cantar las notas a medida que van pasando por sus dedos.

Con el tema de “On Brodway” se despedían después de un largo bis con los dos a escena, y nos dejaban un buen sabor de boca en la presentación del album “Givin´it up”