A veces se siente algo de lástima cuando ves a músicos que en una época abarrotaban estadios enfrentarse a una minoría en pequeños locales. Todavía es más amargo si no consiguen llenarlo. Pero cuando la música fluye a través de los altavoces y la comunión banda-público se hace cada vez más latente, todos los malos fantasmas abandonan nuestra pesadilla.

House Of Lords en formación de cuarteto desde su regreso, se muestran impecables en la ejecución de unas canciones extraordinarias, con un James Christian al frente, con muchos kilos de más pero sobradísimo de voz. Junto a él sigue estando el guitarrista zurdo Jimi Bell, que no paró de regalar púas, antes, a lo largo y después del show. En la sección rítmica continúan BJ Zampa a la batería y el genial bajista Chris McCarvill. Sigue siendo muy extraño no aportar teclista en escena y tener que conformarse con teclados pregrabados en una banda como ellos en la que dicho instrumento es parte esencial.

Comenzaron con un clásico como “Sahara” que daría paso a un recital de ensueño con “Chains of love”, “I wanna be loved”, “Love don´t lie” o “Pleasure palace” con la que terminaron, mezclándolas con nuevas canciones que ya también son clásicos como la muy coreadísima “Rock bottom”, “SOS” o “These are the times”. En la preciosa balada “Can´t find my way home” James Chritian se arma con una guitarra acústica en una ejecución impecable. También hubo tiempo para un solo de guitarra y un más que extraordinario solo de bajo solapado con “Demon wheel”

Un buen concierto a pesar de las partes pregrabadas y unos músicos entrañables que al terminar se codearon con el público para firmarles objetos, regalar púas y baquetas, fotografiarse y lo más importante, intercambiar opiniones.