Noche de sonidos con aires del blues como elemento principal y coprotagonizado por un exquisito John Mayall y Gov´t Mule, que ofrecerieron un concierto quizás no tan atractivo como se esperaba en un principio.

La banda del ex-Allman Brother Warren Haynes, Gov´t Mule , apareció en el escenario y pronto dejó en evidencia que su apuesta no iba por la experimentación de sonidos, ni de innovaciones técnicas o tecnológicas en su puesta en escena, los allí presentes asistimos a un grueso desarrollo guitarrístico en la mayoría de los temas. A una batería, que no reparaba en florituras , conjuntándose a un Hammond implacable y un contundente bajista, hicieron un recorrido por distintos estilos, anclados básicamente en el sur de los Estados Unidos, es decir el rock denominado sureño y el blues, alejándose de este entorno geográfico en la recta final cuando su música se tiñó de cierto aire de reggae (un tema).

Observando el aire distraído que se daba entre la asistencia, se puede concluir que el personal estaba allí exclusivamente en espera de la aparición de Mayall, o que la banda no fue capaz de equilibrar un repertorio capaz de retener una atención constante.

Si Mayall era esperado, es por su larga trayectoria tanto en solitario como por su conocidos Bluesbreakers, pero lo que dejó al personal perplejo sin duda fue la presencia de un llamado a ser muy considerado Buddy Whittington, con voz y guitarra que pueden ser tranquilamente la representación del blues, lo cual no quita el mérito a un John Mayall, que a sus 73 años y una actitud extraordinariamente jovial, fue maestro de ceremonias en un recorrido de piezas que abarcaba desde sus orígenes a su última producción. A lo largo de todo el concierto dejó claro el tributo a Freddie king.

John Mayall crea esos momentos que no resultan trascendentales, pero que resultan muy agradables, donde la atención se ve un tanto alterada de vez en cuando con temas como “Pretty woman” que forma parte de nuestro equipaje musical con el que nos hemos adentrado en este nuevo siglo.