Año 1992, “The Crimson Idol” sale a luz como el quinto álbum de estudio de los norteamericanos W.A.S.P, aunque en un principio fue concebido para ser un proyecto en solitario de su vocalista, Blackie Lawless. Este año se cumple el 15º aniversario de dicho lanzamiento y para conmemorarlo, una gira un tanto peculiar, en la que por primera vez en la historia, ser presenta este álbum de cabo a rabo.

“Crimson Idol”, como álbum conceptual, relata la historia del joven Jonathan Aaron, oveja negra de la familia Steel. Después de la muerte accidental del bueno de su hermano Michael, decide escapar de su casa y emprender una nueva vida. Vaga por las calles y se codea con las drogas hasta que un día, delante del escaparate de una tienda de música, decide que quiere ser una estrella del rock. Practica sin parar con su guitarra a fin de conseguir el suficiente dinero para grabar un disco, hasta que un día se cruza en su camino el gran productor musical “Chainsaw” Charlie, quien le convierte en una gran estrella. Entonces, Jonathan, se da cuenta que esta vida llena de lujos y fama sigue siendo vacía sin la aprobación de sus padres. Un dice se arma de valor, les llama, y según dice la historia “less than fifty words were spoken”, de las cuales las cuatro últimas fueron, “we have no son”. Jonathan se dio cuenta de que nunca iba a ser aceptado por sus padres, así que decidió suicidarse: cogió las cuerdas de su guitarra y se colgó.

Con dos pantallas instaladas a cada extremo del escenario, en las que se proyectaría el film grabado en el 92 y concebido para ser un largometraje pero que nunca había visto la luz hasta el presente, y el escenario casi a oscuras, sonaron los primeros acordes de “The titanic overture”. Los tres músicos que acompañan al único miembro que queda de la formación original, se posicionaron para recibir a su “estrella”, que salió enfundado en sus mallas, botas de prostituta hasta las rodillas y camiseta de W.A.S.P. anudada a la cintura.

Cada canción que precedió, acordaba a la perfección con la historia que el video iba relatando; tanto, que no descuadraban ni de una milésima de segundo, las palabras del productor Charlie a Jonathan. Algo que resultaba sospechoso con el historial de rumores de playback que W.A.S.P colecciona y que acabó por confirmarse cuando Blackie se puso de espaldas al público y su voz “misteriosamente” seguía sonando. Hay quien lo niega o solo admite que llevan coros y sonidos, como los de la motosierra, pregrabados, pero para la mayoría fue más que evidente. “Chainsaw Charlie (murders in the new morgue)” fue uno de los momentos álgidos de la noche, con todo el público coreándola. A oscuras y con la gente más pendiente de la película que de la banda, llegó el último tema, “The great misconceptions of me” y con ello, la proyección de la frase “Jonathan lives here” y gritos aclamando “Blackie, Blackie”, que prometió volver después de diez minutos de descanso.

En los bises, había previsto siete temas, de los cuales sólo interpretaron cuatro, descartando uno de los himnos “I wanna be somebody”. En “L.O.V.E. Machine” y “Wild Child” pudimos comprobar la diferencia de sonido que había respecto a la primera parte del concierto, incluidas algunas carencias vocales de Lawless. “Take me up” fue la única referencia a “Dominator” álbum que nos venían a presentar en 2006 y del que curiosamente no cantaron ni un tema. Como traca final, “Blind in Texas”, con un público con ganas de más, pero sin posibilidad alguna de alargarlo. La palabra que más reiterada a la salida del concierto fue “playback”, ligada desde hace tiempo a este grupo, pero pese a esto, siempre se vuelven a ver las mismas caras en sus conciertos.