La velada del 18 de Julio que nos ofrecía el B-Estival estaba acentuada de músicas con tinte racial, con una sorprendente Shica y un aclamado Youssou N’Dour que no defraudó a la asistencia.

La Shica, con este nombre artístico se presenta la cantante y bailaora Elsa Rovayo, sus compañeras de buenas artes Ana, La Popi, y los músicos Fernando de la Rua a la guitarra, Pablo Martín a la percusión y Miguel Rodrigañez al contrabajo, completan la formación.

Lo primero que llama la atención es la estética que luce la artista de pelo rapado y la vestimenta que recuerda a los gansters del Chicago de los años 20. Pero la atención del espectador no se detiene en estos detalles porque La Shica no deja un segundo a la distracción, ofrece una minuciosa puesta en escena cargada de gran expresividad. Su figura recorre varios estilos musicales, desde el flamenco al rap, sorprende su versión de “La bruja avería”, así como su particular “Bien pagá”. La Shica está llamada a dejar huella en el panorama musical una vez que haga su aparición su primer álbum y sea difundido por los medios. De momento sus directos son de una gran potencia visual y acústica

La tribu de Youssou N’Dour abarcaba una extensa cantidad de músicos, varios de percusión, de teclados etc... Quizás gane relevancia el Tama, un instrumento de percusión potente y atrayente. Ataviado del típico atuendo africano de color blanco, la estilizada figura de Youssou resulta un sobrio embajador de las voces africanas que han conquistado al espectador occidental sin renunciar a su estilo característico de esas latitudes. N´Dour es de estos personajes que han crecido por y para la música, y que desde temprana edad en Dakar destacaba. Su salto a Europa tiene mucho que ver con el festival de Womad.

La actuación del artista fue un constante equilibrio musical estético donde toda la banda aportaba su granito y me repito el Tama tiene voz propia entre tanto instrumento. El momento apoteósico de la noche fue la interpretación del tema que tiene junto a Neneh Cherry , “Seven seconds”. La faceta humanitaria en pro de una África digna es el mensaje adherido a la imagen del artista y estoicamente perpetuada en su vida. Queda decir que fue un concierto de estos largos que se hacen muy cortos.