Años, años y más años llevaba yo esperando la ocasión de ver a los galeses Dare en directo. En su anterior visita, la posibilidad de verles cayó en el olvido tras confirmarse Madrid y Santander. Por norma general, los promotores no se atreven a traer grupos de esta índole a la ciudad condal, porque supone ser más heavy y Madrid la AOR- hard rockera. En esta ocasión, los osados de Producciones Obsesivas probaron suerte y aunque no llegó al sold-out como en la capital, tuvieron un recibimiento más que digno.

La noche empezó con los barceloneses Kilmara sobre el escenario. A mi parecer, no fue una elección acertada, un estilo demasiado diferente para esa noche. En cambio, la reiteración del triplete del día anterior con los mallorquines Black Jack, con su set de versiones en acústico, hubiese dado mejor resultado.

El siguiente en pisar el escenario, fue el norteamericano Kip Winger, también en acústico, acompañado tan sólo por una guitarra de doce cuerdas. Mis pretensiones para este show no eran muy elevadas, de hecho y para ser sincera, esperaba aburrirme ya que no conocía su trayectoria. Sorprendentemente, Kip me tuvo embobada durante todo el show, increíble a la guitarra y portentoso en la voz.

El que es bajista-vocalista y fundador de Winger y colaborador de Alice Cooper entre otros, logró meterse al público en el bolsillo con un setlist compuesto en su gran mayoría por grandes éxitos de dicha banda. Así pues, “Seventeen”, en el que bromeó cambiando la edad por 35 por los años pasados, “Madalaine”, “Easy come, easy go” o “Miles Away”, éste último acompañado por el guitarra rítmico de Dare, Richie Dews a los coros, fueron de los más aplaudidos. También hubo tiempo, para dos temas de sus trabajos en solitario, “Nothing” y “Free”. Los que han tenido ocasión de verle en directo junto a Winger, aseguran que ganó en calidad a solas con su acústica.

En el Sweden Rock de este verano pasado, se desveló el secreto de la vuelta a Dare, del guitarrista Vinny Burns; miembro fundador y partícipe de los dos primeros álbumes, “Out of Silence” que les catapultó a la fama llevándoles de teloneros de Europe en el ’89 y “Blood from Stone”. Desde que Vinny abandonó el grupo, su vocalista, Darren Wharton, tomó las riendas y dio un giro de 180º al estilo y a la formación, tornándolo más calmado y con reminiscencias celtas. Hoy, con tres discos más editados, la vuelta de Vinny ha abierto una brecha en el pasado, anhelando la interpretación en directo de los temas antiguos, de los que Darren reniega en cierto modo.

La primera parte del show, alternó temas de sus dos últimos trabajos, “Belief” y “Beneath the shining water”. “Silent Thunder” fue el encargado de abrir la actuación seguida de “Dreams on fire” y la hermosa “Sea of Roses”. “Someday” fue la única referencia a “Calm before the storm”, primer álbum de la época post-Burns tras siete años de silencio. En “Where darkness ends” Darren quitó el sitio a Marc en los teclados, para tocar él mismo las últimas notas. “Beneath the shining water” dio por finalizada esta primera parte adentrándonos con el hit “Abandon” a una segunda más movida y agradecida. Darren, próximo y con una sonrisa dibujada en la cara en todo momento, nos animó a corear el estribillo con él.

“Into the Fire” siguió caldeando el ambiente con Vinny luciéndose en los riffs que él mismo compuso y Kip como invitado en el escenario ayudando en los coros junto a Richie Dews. Siguiendo con “Out of the Silence” llegó “The Raindance” tema algo más próximo a la línea estilística actual. Aludiendo su pasado en Thin Lizzy, aunque precisamente esta canción no se incluye en la discografía en la que él participa, Darren versionó “Emerald” a lo Dare, a la que costó seguir el hilo por ser algo irreconocible al principio. “Chains” fue lo único que pudimos disfrutar de “Blood from Stone”, el álbum más hard-rockero y del que Darren ya no se siente cómodo vocalmente hablando.

“Silent Hills”, previo chascarrillo sobre lo bonito que son los paisajes en España y bromeando sobre la posibilidad de renombrarla como “Silent Spanish Hills”, volvió a dar una tónica más sosegada. “King of Spades”, incluida en su primer álbum, llegó a modo de recordatorio y dedicatoria al desaparecido Phil Lynott. Previa retirada y vítores, llegaron los bises de la mano de “Return the Heart” y “Rosalie” de Bob Seger, versionada también en su momento por Thin Lizzy, que acabada la actuación con tónica festiva.

Aunque el concierto no fuera perfecto técnicamente y hubiera algunas carencias, a mi parecer, en el repertorio, valió la pena por la sensación de comodidad en el escenario. Los abrazos y miradas entre los componentes denotaban ganas de estar allí y gratitud por el recibimiento. Además, fueron del todo pacientes y afectuosos con todos los que nos acercamos a ellos. Con un disco a la vuelta de la esquina, prometieron volver pronto…y así lo espero.