El Barrio, nombre artístico del gaditano José Luis Figuereo (Barrio -de ahí su nombre-de Santa María, 1970), volvió a actuar en el Olímpico de Badalona para presentar su octavo disco ‘La voz de mi silencio’ (2007), con todas las entradas agotadas (también lo haría dos días después) ante una multitud de seguidores entregados desde el principio y que se sabían y coreaban cada una de sus canciones.

Con su característico sombrero negro y considerado por sus seguidores como el nuevo Mesías del flamenco, El Barrio se muestra cercano y sencillo. Agradece en todo momento al público: ‘gracias a vuestra voz nació mi silencio’ y entona la práctica totalidad de canciones de su último disco. Llena sus letras de melancolía y soledad, de cosas pequeñas, de lo cotidiano, del amor y el desamor a temas sociales.

Empezó con ‘¿Quién soy?’ (el amor es el peor enemigo que hay en el verbo amar), a la que fueron siguiendo ‘Vientos de otras tierras’ (del pacifismo yo soy el no a la guerra), o su último éxito ‘Buena, bonita y barata’ (antes de ser anonimato de las curvas que tiene tu cuerpo, yo vendo mi alma).

Pocas incursiones a discos anteriores, ‘El comienzo’, ‘Trucos’, un breve popurri a capella con el público en ‘Andalucía’ y ‘Yo sueno flamenco’. Con un montaje escénico espectacular, despliegue de luces, pantallas, video y sonido, se llega al final de la primera parte del concierto con el lucimiento de la numerosa banda.

En la segunda parte, El Barrio se viste de la Muerte para interpretar ‘El gran circo’, que trata de la muerte de la música (ahora te veo morir en una esquina cualquiera) y apostar por la música original (yo te llevo a un sitio donde te respetan). Se suceden los temas de ‘La voz de mi silencio’: todo lo que el hombre quiere decir y se calla. Así suenan ‘Materia inexistente’ (el olvido del ser humano a las personas queridas), la versión de ‘Llorando por Granada’ de Los Puntos y algún éxito antiguo como ‘Mal de amores’.

El Barrio, todo un fenómeno de la música popular que arrastra masas con el único apoyo mediático de Radio Tele-Taxi, agradece a Justo Molinero por ser su valedor desde sus comienzos en que ya dejó claro que ‘Yo sueno flamenco’ (1996). A pesar de que sigue grabando para una pequeña discográfica independiente sevillana (Senador), su último disco entró directo al número uno de ventas. Su música bebe del antiguo flamenco (Paco de Lucía, Manolo Caracol) y del rock andaluz, por lo que no faltó su homenaje al rock sinfónico (Triana, Alameda, Smash) en la recta final, que enlaza con un fin de fiesta por bulerías y con la pegadiza ‘Pa Madrid’.

El concierto se mueve a ritmo de palmas, ovaciones, gritos coreando su nombre, canciones que llegan al alma de todo el público barriero y cientos de sombreros que ondean en el pabellón cuando se entonan piezas como ‘Enero’ (Hace frio mes de enero en el ala de mi sombrero hoy se posan mariposas con cuerpos de caramelo) y ‘Orgullo’, el gran himno de todo barriero con el que se cierra el concierto: “Somos los barrieros y venimos todos a una debajo de mi sombrero mi alma blanca, blanca como la espuma.Orgullo de barriero, bohemios y soñadores no tenemos más fortuna que nuestra luna, el sombrero y las canciones”.