A la luz del día y delante de un tímido público que iba ocupando posiciones se estrenaron los barceloneses Fred i Son, que presentaron su primer disco Diu que no sap què vol, contentísimos de estar en este festival, que los inspiró a la hora de componer el tema Plens de Vida. I claro que sí, lo exhibieron con gran orgullo y ‘retorçats d’emoció’, como dice la letra de la canción. Después, los leoneses Pájaro Sunrise ocuparon el escenario grande para presentar Done/Undone, un disco con temas de clara influencia americana y tonos cálidos ante un público todavía cohibido y que no se atrevía a acercarse mucho al escenario.

Me and the Bees presentaron su propuesta de estilo muy pop folkie, que tiene como principal reclamo la peculiar voz aniñada de su vocalista, Esther Margarit. Si uno cerraba los ojos, podía imaginar a una Joanna Newsom a la catalana con el sonido fondo de las guitarras acústicas en vez del harpa. ‘Ante un paraje inmejorable, y con un calor inmejorable también’, se presentó el solemne Abraham Boba manos al teclado, pero esta vez no para Nacho Vegas, aunque uno no deja de advertir un espíritu similar tanto en sus composiciones como en su forma de interpretarlas.

Después, con continuos problemas de sonido le tocó el turno a Joan Colomo, que quiso despertar al personal lanzando camisetas al público. Desplegó su sentido del humor ante las adversidades técnicas e interpretó temas lisérgicos como Sordid Town en un recinto que se iba llenando cada vez más. Y el punto álgido llegó con Bigott, un zaragozano que dice cantar sus canciones en inglés para no entender las chorradas que dice. Con un acento bizarro y con una coreografía peculiar, hasta se atrevió a versionar Dancing in the Dark de Bruce Springsteen. Sin duda, el directo de Bigott fue uno de los puntos fuertes de esta edición.

Y por fin llegaron los tan esperados Clem Snide. Quizás algunos hubieran preferido oír temas de la banda, pero la verdad es que sonaron enormes y eléctricos interpretando temas del disco Zuma (1975) de Neil Young, además, acompañados en ‘No cry, no tears’ por Miguel Àngel Landete, de la banda Sènior i el Cor Brutal. Los veteranos The Wedding Present, retomaron como Clem Snide un espíritu más nostálgico y sobretodo tocaron temas de su disco Bizarro (1989) en un único concierto en exclusiva por España.

La actuación de Mujeres fue una excelente elección para acabar con la serie de conciertos del viernes y empezar con las sesiones de DJs. El público saltaba, gritaba y bailaba frenéticamente al ritmo trepidante de estos catalanes que están subiendo como la espuma.

La personalidad de la gaditana Marina Gallardo estrenó los conciertos del sábado, presentando su último trabajo, otra vez a las órdenes del productor Paco Loco. La resaca del día anterior hizo mella y ante un público poco numeroso esta cantautora trajo una propuesta en su línea folk que valía la pena escuchar. Después, los madrileños Delco pusieron con sus temas el pabellón ianqui bien alto, pero se quejaron de la timidez del público que no se acercaba al escenario con un “¿Hacemos mucho ruido?”.

Los escoceses Apples, con su pop fresco a lo House Martins y su juego de voces, eligieron el Faraday para debutar en España. A pesar de ser desconocidos para la mayoría del público, consiguieron arrancar las primeras palmas y los primeros bailes, cosa que los avala para conseguir mucho más dentro del panorama pop. Y después, contrastando lo anterior, llegó el folk rural del Petit de Cal Eril, que presentaba su último disco Sargantanes al Sol. Su vocalista, Joan Pons, sabe bien como meterse en el bolsillo al público con sus letras ‘naïve’ y su espontaneïdad no exenta de cierta ironía.

La gente ya llevaba un rato intentándose hacer un hueco lo más cerca del escenario, porque llegaba lo más esperado, Jeff Tweedy, líder de Wilco, en solitario, solo en compañía de unas cuantas guitarras acústicas. Aunque el sonido de fondo de los fuegos artificiales con motivo de la festividad de Sant Pere Pescador y el partido Paraguay-España distrajeran un poco la atención de algunos, Tweedy marcó también a su favor un 0 a 1 con su poderosa interpretación de temas como ‘One wing’, ‘I’ll fight’, o ‘Jesus’.

Y rompiendo totalmente el ambiente intimista creado por Jeff Tweedy llegó el guitarreo popero de Los Punsetes, a las órdenes de temas caraduras como ‘Dos policías’, fondo de armario’ o ‘Tus amigos’. La actitud hierática de su vocalista, que no movió ni una pestaña durante todo el concierto, puede resultar efectista a primeras, pero puede llegar a aburrir después de varios conciertos.

Y en la misma línea pop siguió Linda Mirada, que con temas muy ochenteros escogió el Faraday para su debut en los escenarios. Maika Makovski fue la otra cara de la moneda. Sensual a más no poder, visceral y con una personalidad arrolladora que dejó a más de a con la boca abierta durante todo el concierto. Rock contundente que supuso un respiro para los que ya estaban empachados de sobredosis dulzonas de pop. Los escoceses Errors encendieron la mecha previa a los DJs con ritmos electro que los dejan a la altura de bandas como Mogwai o Underworld.

La noche apacible y tranquila del domingo, sobre todo después del ajetreo de los días anteriores, puso un punto y final de lujo con Nick Lowe, conocido como el padre espiritual de Elvis Costello y emblema del rock británico. Repasó temas de su dilatada discografía ( 40 años sobre los escenarios) y dejó al público con ganas de más delicatessen de tal magnitud. Habrá que esperar al próximo año.