Víctor Manuel nos ofreció en Sant Cugat un concierto antológico dentro del marco del festival BarnaSants. El cantautor asturiano vuelve a salir de gira en solitario tras diez años sin hacerlo. Contador de canciones, como él se define, nunca ha imaginado otra forma de vida que no sea escribir y cantar canciones, de ahí el título de la gira, “Vivir para cantarlo”, iniciada en febrero del 2009.

Víctor Manuel repasa cronológicamente su carrera desde sus inicios (Víctor Manuel, 1969) hasta el reciente (No hay nada mejor que escribir una canción, 2008), cuatro décadas de canciones y vivencias que Víctor Manuel nos va explicando entre canción y canción, desde la sencillez y la cercanía, las anécdotas de cada una de ellas, donde los recuerdos se suceden en un ejercicio de memoria artística e histórica, sus inicios, una etapa de canciones protesta y los problemas con la censura, su relación con Ana Belén, el éxito masivo, su temática de compromiso social, hasta llegar a la actualidad.

Empieza el concierto con ‘Mis recuerdos’ dedicada a su madre, en una serie de canciones que nos transportan al pasado, a la nostalgia de la infancia, su familia y su tierra, ‘La romería’, ‘El abuelo Víctor’, ‘La planta 14’ o ‘El cobarde’; sus primeras canciones de amor, en ‘Quiero abrazarte tanto’ y ya para Ana Belén en ‘Canción para Pilar’.

Escribe su primera canción para su hijo David que está por llegar, en ‘Para un niño’, y que ahora le acompaña al piano y teclados, junto con Ovidio López a las guitarras. Y diez años después vuelve a ser el artista revelación con grandes éxitos como ‘Sólo pienso en ti’, basada en la relación entre dos jóvenes deficientes mentales, y ‘Soy un corazón tendido al sol’, que le devuelven a la primera escena del panorama musical.

Se siguen sucediendo los temas, el influjo de la ‘Luna’, tan frecuente en sus canciones, ‘España, camisa blanca de mi esperanza’, ‘Ay, amor’, ‘El cuélere’ o la estremecedora ‘La madre’, inspirada en una noticia del diario, donde la desesperación de una madre le lleva a dar muerte a su hijo con una dosis pura de heroína.

En la recta final, el repertorio más actual del cantante asturiano de la última década, con ‘El hijo del ferroviario’, ‘Nada nuevo bajo el sol’ -dedicada a su hija Marina-, reivindica el papel de la mujer en ‘El club de las mujeres muertas’, ‘La doble muerte de Juan Diego’, un sin papeles que no se contabiliza entre los muertos de las Torres Gemelas, o a la memoria histórica en ‘Como voy a olvidarme’, tal vez la mejor canción de su último disco.

En los bises, el tema de la eutanasia en la triste realidad de ‘Ojalá tengas suerte’, y la aclamada ‘Asturias’, para bajarse del escenario y fusionarse en abrazos por entre un público agradecido y emocionado ante un concierto memorable.