"No one does it better than me, no one does it better than me, no does it better than me!!!"... efectivamente, tal como te escupen a la cara en uno de sus mejores temas, cuando hablamos de un show de hard rock agreste, sucio y maloliente, nadie puede hacerles sombra. Electric Mary son doctores en la materia. Y, afortunadamente, tras labrarse el terreno en sus anteriores dos giras, el público español lo sabe y lo aprecia, de manera que Rocksound presentaba una buenísima entrada. Sobretodo si tenemos en cuenta que era un martes de Champions. Qué contraste con el desolador panorama con el que tuvo que lidiar el pobre Marcus Blake la semana anterior... pero esa es otra historia.

Así, en su tercera visita a la capital catalana, Electric Mary correspondieron sobradamente a la calurosa acogida del respetable y dieron, en mi opinión, un recital impecable. Sus anteriores conciertos ya fueron cojonudos, pero creo que esta vez se superaron. Probablemente tenga parte de la culpa Mr. Irwin Thomas, ex-guitarrista original de la banda que esta vez se ha sumado a la fiesta. Sus predecesores no eran mancos, pero por carisma y pericia, el menudo hacha “is the real deal”. Se nota que, aunque actualmente no sea miembro permanente, su peso en la banda ha sido y es importante. Por su parte, Rusty Brown, ese especial cruce entre Capitán Haddock y Quasimodo, comandó la nave con su peculiar eficiencia habitual, sudando a mares y llevando al límite su castigada voz desde el minuto cero, mientras jugueteaba con su eterno abrigo de cuerpo entero, su particular “gimmick” escénico. Por pura curiosidad científica -y algo de masoquismo-, me gustaría saber a qué huele esa prenda cuando finaliza una de sus giras.

Completando el repaso al quinteto titular, Pete Robinson aportó de nuevo esas dosis de virtuosismo guitarrero metálico que dan colorido al sonido de la banda aussie, Alex Raunjak -a quien tuvimos hace poco por nuestros clubs al frente de Dirt River Radio- desbordó pasión y locura, paseando en diversas ocasiones su bajo entre el público, y, en lugar de ese bárbaro apodado Venom, esta vez los parches tuvieron como inquilino a un señor con aspecto de luchador de sumo. Mal no lo hizo, pero todos echamos de menos al barbudo discípulo de Bonzo.

El grueso del repertorio estuvo formado por los temas que conforman su celebrado "Down to the Bone" (2008), -viejas favoritas de los fans como la hímnica "Let Me Out", "One in a Million", "Luv Me" o "One Foot in the Grave"-, si bien también picotearon en "III" (2011) con la frenética "O.I.C" o la tortuosa "So Cruel" y tuvieron el acierto de desgranar al completo su súper-recomendable EP editado este 2014, "The Last Great Hope", del que destacaron de sobremanera una juerguista "Sweet Mary C" que es puro Faces y ese desgarrador medio tiempo denominado "Already Gone". Todo esto en unas 2 horitas de show, con un minutaje mayor de lo previsto por aquello de que era fin de gira y porque nos pusimos realmente insistentes con aquello de "more more more". Creo que llegaron a salir 3 veces de camerinos y es que, si llega a depender del alborotado respetable, una semana después todavía siguen encima de las tablas.