Los californianos de nuevo de gira por la Península, bueno, californianos en parte, ya que la Kekaula y su esposo se han convertido en los únicos miembros fijos de la banda, la base rítmica cambia a un lado u otro del charco, y en esta gira se harán acompañar de la misma que les respalda en su otro proyecto más soul-festivo, Lisa & The Lips. La reciente salida del mini-LP “Covers”, disco de… ¡exacto!, versiones, les conduce a presentarlo en este primer concierto de un total de diez en España (la banda pertenece a ese grupo de combos de rock crujiente que han hecho de este país su feudo y que siempre alaban nuestra respuesta en los directos y tal), y punto de partida de una gira de dos mesecitos por el viejo continente. Muestran en el nuevo disco su relectura de clásicos de Sabbath, Zeppelin, AC/DC o Cheap Trick, con la voz de Lisa vistiendo de negrura temas bastante manidos pero que, dado el registro de la vocalista, reultan de lo más atractivos.

Iniciando con un “Good to be back…” y el frenético cañonazo “Black Lightning”, los BellRays mostraron una vez más que no han perdido ni la fuerza ni la intensidad que siempre les ha caracterizado, con la cantante dueña y señora del escenario sin aparente esfuerzo, tan solo una pandereta y una presencia demoledora e intimidante. Es “Black Lightning”, el disco del 2010, último con temas nuevos, el que se ha convertido en la columna vertebral de sus shows, no en vano ahí lograron aunar todas las virtudes expuestas en discos anteriores junto a un sonido más directo, rozando la comercialidad bien entendida. “On Top” o “Living A Lie” muestran su lado más guitarrero y caótico, con Bob Vennum poniendo el turbo y propulsando la desgarrada voz de su parienta, dando validez a esa definición que tantas veces se les ha colocado, la de que suenan como si la versión femenina de James Brown capitaneara a los MC5. Una coreada “Dream Police” dio cancha al nuevo EP, antes de aportar músculo con temas de rock rotundo como “Power to Burn” o “Everybody Get Up”, o volvernos a sumergir en el enredo sónico de la alargada “Detroit Breakdown”.

Como no solo de caña viven los BellRays, temas como “Anymore” ponen en primer plano la garganta priviegiada de la oronda afroamericana, los matices y reversos de su voz y hacen subir la temperatura en la sala bajo un ambiente puramente soulero. La sucesión de temas es constante, los empalman sin piedad durante la hora y cuarto de bolo, sin apenas hablar, de hecho la Kekaula parlotea sus arengas en ocasiones sobre interludios instrumentales de una banda en acción contínua, como al bordar una vitoreada “Whole Lotta Love” que noqueó a los presentes. Tanta versión, como era de esperar, le dio vidilla a un show que en su defecto hubiera pecado de “ya visto”, suele pasar a grupos igual de prolíficos por estos lares, conciertos casi iguales gira tras gira, sin ninguna novedad o aliciente que llame la atención, no fue el caso esta vez.

Para el bis dejaron otro temazo como “Revolution Get Down” de aquel “The Red, White & Black” con la batería marcando de inicio y el bajo del ex-Sex Museum Pablo Rodas en sintonía (mejores que otras duplas yankis que habían venido otras veces), lo que me recordó la solidez de su discografía y que podrían haber recuperado algo del abrasivo “Grand Fury” también. Aunque con cagadita inicial, la ya clásica en su setlist “Highway To Hell” llevó el micro hacia la platea, dirigido por una Lisa que a veces le vacila al marido lanzándole furiosas miradas de reproche, como si el otro la estuviera liando, demostrando quién lleva los pantalones en los BellRays. Aunque sea solo tonteo y parte del juego, quedó claro que fue la señora de Vennum la estrella de la noche.