Celebrar un concierto en solitario, acústica en mano, aparte de ser algo ya casi de otra época, puede resultar muy difícil que se convierta en algo dinámico, divertido, entretenido y revitalizante, como así fue el de el ex-frontman de Jason And The Scorchers el pasado día 1 en la acogedora sala pequeña del Paral•lel 62. El aburrimiento no hizo presencia durante la más de 1 hora en la que repasó los clásicos temas de los de Nashville, varios de su carrera en solitario (incluidos algunos de su alter-ego Farmer Jason), y lógicamente de su más reciente “Rhinestoned”, recomendable LP publicado por los amigos de Folc Records.

En la sala grande Satriani derrochaba virtuosismo, en algo difícilmente más opuesto a lo que unas decenas de fans de esos “con bagaje”, disfrutamos arriba. Desde la auto-presentación, pasando por los speeches que amenizaban la espera entre temas, las anécdotas recordando su tour con los Ramones o el legado del batería Perry Baggs, todo respiraba autenticidad, cercanía y vitalidad de un performer que igual jugaba con la melancolía, te arrancaba una carcajada o denunciaba el destrozo del legado de Nashville por las grandes corporaciones.

Manteniendo tanto sus ticks interpretativos como una voz plena de matices, cabalgó sobre los aires western de “I Rode With Crazy Horse” (impagable sustituyendo los punteos de la eléctrica con su voz), rockeó con hits como “White Lies” o “Shop It Around”, o sacó chispas a la acústica en “God Bless The Ramones”, todo debidamente presentado y condimentado como entrañable storyteller que es. Bailes imposibles de taberna, agradecimientos tras rematar los temas que se alargaban en el tiempo, sin duda el sentido del humor también juega un papel clave en el personaje, alternándolo con muestras de orgullo y solemnidad, todo muy americano.

Versiones clásicas de los Scorchers como “Lost Highway” o la Dylaniana “Absolutely Sweet Marie” no faltaron, al modo cow-punk del que fueron pioneros, metiendo harmónica por momentos; ni tampoco, nuestra colaboración en “Punk Rock Skunk” voceando cual paletos. Todo ello para rematar una reconfortante velada con un superviviente que sin duda llegó alto hace casi cuatro décadas, y que mantiene el pulso para montar un buen show, por lo que no estaría mal verle de nuevo en eléctrico junto a Warner E. Hodges, si es que eso es posible.