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Tras el espíritu de Woody Guthrie

BILLY BRAGG

WOODY GUTHRIE (OKLAHOMA, 1912; NUEVA YORK, 1967) FUE EL ARTISTA FOLK AMERICANO MAS IMPORTANTE DE LA PRIMERA MITAD DEL SIGLO XX. UN PUÑADO DE CANCIONES INEDITAS MUSICADAS POR EL INGLES BILLY BRAGG, Y LOS AMERICANOS WILCO, APORTAN UN PERFIL DISTINTO DEL MITO POPULAR.

El narigudo bardo socialista Bragg nunca fue santo de mi devoción. Pesaba demasiado el aspecto protestón de su música, ese lastre político que siempre trató de equilibrar con sencillas canciones de amor. Los dos volúmenes de «Mermaid Avenue» le han restituido atractivo, aunque sea como ''historiador'', descubriéndonos a un Woody Guthrie inédito, capaz de olvidar las tri-bulaciones sociales para cantarle a la radiante belleza de Ingrid Bergman o el misterio de los platillos volantes.

Billy Bragg guitarra en mano

En vivo, como reveló su última visita a Barcelona -respaldado por The Blokes, banda donde militan ex miembros de Shriekback, PIL y el histórico teclista Ian McLagan (Small Faces)-, sigue insistiendo en la comunicación fácil con monólogos donde supura la comprensible rabia contra Pinochet y Tatcher. A ratos la música suena lúdica e inspirada, pero uno no sabe como distanciarse del mitín político.

En persona, es otra cosa. Aparece el ser racional que, más que defender un credo, lanza observaciones y reflexiones sonando a pura lógica y sentido común. Me explica cómo a los catorce años su biblia era «The Times They Are A-Changin'» de Dylan; después vinieron el punk y sus admirados The Clash, la gran huelga minera y la impresentable Dama de Hierro. Ese fue el entorno que convirtió a Billy Bragg en lo que es hoy. Centro la conversación en Guthrie -cantautor que conocía de primera mano a las víctimas de la Gran Depresión, autor de libros como «Bound For Glory» e himnos como «This land is your land», personaje mítico de la izquierda norteamericana- y Bragg se apasiona.

En persona, es otra cosa. Aparece el ser racional que, más que defender un credo, lanza observaciones y reflexiones sonando a pura lógica y sentido común. Me explica cómo a los catorce años su biblia era «The Times They Are A-Changin'» de Dylan; después vinieron el punk y sus admirados The Clash, la gran huelga minera y la impresentable Dama de Hierro. Ese fue el entorno que convirtió a Billy Bragg en lo que es hoy. Centro la conversación en Guthrie -cantautor que conocía de primera mano a las víctimas de la Gran Depresión, autor de libros como «Bound For Glory» e himnos como «This land is your land», personaje mítico de la izquierda norteamericana- y Bragg se apasiona. Aprendió mucho mientras elaboraban «Mermaid Avenue» y quiere compartirlo. En sus labios, Guthrie ya no es simplemente el comunista perseguido que inscribió en su guitarra ''esta máquina mata fascistas'', sino un ser humano mucho más próximo, también más real. ''Pasaba mucho tiempo en la biblioteca, sabía mucho sobre distintas filosofías y religiones de todo el mundo'', me dice. ''Debemos pensar en él en tecnicolor, no en blanco y negro''.

Ambos capítulos de «Mermaid Avenue» superan con creces el concepto de ''disco homenaje''…
No es un tributo a Woody: colaboramos con él, intercambiamos ideas, pero nunca le imitamos. Colaborar con él significaba aportar nuestras influencias. Todo lo que teníamos que hacer era encontrar músicas que fueran en cierto modo empáticas con lo que dice la letra. Esta fue mi única guía. Y creo que puede decirse lo mismo de Wilco, de las canciones de Jeff y Jay. Si la música era empática, las canciones volvían a la vida como un desierto que florece después de cincuenta años sin agua.


Billy Bragg and Wilco - Mermaid Avenue Volume II -Billy Bragg es el máximo responsable del proyecto «Mermaid Avenue», elaborado junto a Wilco, Natalie Merchant y Corey Harris

¿Por qué Wilco?
Porque son una gran banda que puede tocar cualquier estilo. Conocía a Jeff Tweedy desde la época de Uncle Tupelo. Le expliqué detalladamente la importancia del proyecto y lo entendió. Pasamos dos o tres semanas encerrados trabajando, intercambiando ideas, fue una colaboración a tres bandas, entre Wilco, Woody y yo. Empezamos en Chicago, pero la mayoría del trabajo se hizo en Dublín, a medio camino de Londres. Pensé que así estaríamos todos en territorio neutral.

Trabajasteis sobre letras inéditas, ¿no había músicas?
Eran canciones completas, pero no se ha conservado la música. Lo sabemos porque a pie de página firmaba ''letra y música de Woody Guthrie'' y las fechaba. Las escribió cuando estaba en la lista negra, sin contrato de grabación, a finales de los 40, principios de los 50. Escribió más en aquella época que en cualquier otra. Es posible que tuviera los primeros indicios de que iba a morir de la misma horrible enfermedad degenerativa que su madre. Quería escribir el máximo de canciones antes de que su condición empeorara.

 

 

Billy Bragg en Nueva York

«Dylan es un gran escritor de canciones, pero no es la fuente. Woody es la fuente, deudora de los trovadores europeos. Cantaba en Oklahoma canciones escritas en la Inglaterra de 1610, y copiaba las melodías para utilizarlas en sus propias canciones» (Billy Bragg)

Billy Bragg en concierto

Curioso que sea tu disco de más éxito…
Y el de Wilco, y el de Woody. ¿Irónico, verdad? Nominaron el álbum a un grammy, pero yo no podía acudir y pensé que debían asistir Norah, su hija y la propulsora del proyecto, y los nietos de Woody. Norah Guthrie me había visto en 1992, en un concierto aniversario de Woody. Su idea original era buscar a diferentes artistas que cantaran esas canciones, pero la convencí para evitar el formato de disco homenaje. Contacté con Wilco, Natalie Merchant y Corey Harris, y les dije que necesitábamos cierta continuidad, por lo que debíamos usar una sola banda.

¿Cómo descubriste a Guthrie?
Era muy consciente de su contribución a la tradición de los cantautores, de su influencia en gente como Bob Dylan o The Clash. Sabía que Joe Strummer era un gran admirador de Woody, de quien sacó la idea de escribir esloganes en su guitarra. Pero no había leido su biografía, ninguno de sus libros, conocía sus canciones en boca de otros. Descubrí sus discos cuando visité América en los primeros 80, allí empecé a interesarme de verdad.

¿Había descendido su popularidad?
Es difícil imaginar a un cantautor que no le conozca. En Europa quizá se perdió un poco su influencia, pero no en América, donde todavía cantan «This land is your land» en las escuelas, incluso durante los años de Reagan. Las canciones de Woody les sirvieron para luchar contra las ideas de Reagan, que intentaba deshacerse de los sindicatos. El final de la Guerra Fría ha permitido que finalmente se le acepte y se le otorgue la importancia que su contribución merece.

De Oklahoma fue a Nueva York, ¿cómo influyó el cambio?
Cuando en 1940 llegó a Nueva York todo cambió. Podría decirse que no le conoceríamos si no hubiera ido a Nueva York. Allí estaban Pete Seeger, Alan Lomax, toda una escena musical con un público universitario apasionado por el folk. Para ellos Woody Guthrie era el ''folkie'' genuino. De haberse quedado en Oklahoma, hubiera estado ya demasiado enfermo cuando le descubriesen. En Nueva York escuchaba la radio, apreciaba la cultura negra. En la biografía de Joe Klein, Pete Seeger cuenta que le había visto escuchando una y otra vez un disco de Blind Lemon Jefferson. Encontré en sus archivos una revisión de «Good morning little school girl» de Sonny Boy Williamson. Woody reescribió la letra y una apreciación de Sonny Boy, un bluesman eléctrico que hacía discos pop. Esto le aproxima a nosotros en el tiempo.

¿Cómo amasó ese folklore básicamente oral?
Tenía un gran oido, recordaba un fragmento de canción y la escribía entera. «Black wind blowing», por ejemplo, no es de Woody. A pie de página escribió: ''Esto es un fragmento de una de las canciones más largas que he oido, y conozco algunas larguísimas''. Consulté en los archivos del Smithsonian y no la encontré, posiblemente sólo haya sobrevivido en la libreta de Woody. El no la escribió, pero pensó que era lo bastante buena para usarla. Ahora ha visto la luz y suena por la radio.

En «Mermaid Avenue» se descubre una faceta inédita, más poética, menos politizada…
Aunque tocara en reuniones sindicales, no sólo compuso canciones políticas. ¿Por qué escribió «Ingrid Bergman» o «My flying saucer»? Durante un tiempo esta pregunta me obsesionó. Al final llegué a la conclusión de que las había escrito para «Mermaid Avenue». El no sabía que ibamos a grabar el álbum, pero sí que alguien encontraría esas canciones, por eso anotó comentarios sobre cada una de ellas.

¿Qué pensaría Woody del presente?
No puedo responder a eso, pero creo que seguiría creyendo en la capacidad de los seres humanos para vivir de un modo mejor. Si me preguntas la diferencia entre Dylan y Guthrie, es muy simple: no hay cinismo en Woody Guthrie. Sólo honestidad y confianza en la gente. Me gusta el cinismo de Dylan, lo entiendo, pero esa es la diferencia. Woody veía un mundo mejor, porque vivió en una epoca en que todavía se creía que es posible cambiar el mundo con el arte. Ahora tenemos una vision más cínica, dudamos que pueda cambiarse nada escribiendo canciones, pero eso no debería frenarnos a la hora de escribirlas, ni quitarnos las ganas de intentar cambiar las cosas.

Copyright RUTA 66, 2000 - Nº 167


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