Una canción no debería crecer entre
tantas mentiras.
SUS GRABACIONES CON THE MESCALEROS HACEN AÑORAR LOS GLORIOSOS
TIEMPOS EN QUE THE CLASH LE GRITABAN EN LA JETA AL SISTEMA CON REVOLUCIONADA
URGENCIA. SIN EMBARGO, EN CONCIERTO, PERVIVE LA LEYENDA DE UN PUNK
GLOBALISTA Y COMPROMETIDO CON SU ENTORNO. QUIEN TUVO, RETUVO.
Actuó el pasado noviembre en Canarias, en el festival Womad Las
Palmas, con su nue-vo proyecto The Mescaleros. El veterano punk
presentó las canciones de su último traba-jo en solitario, «Global
A Go-Go» (ver reseña en RUTA 177), un disco que en cierto modo recu-pera
el espírítu de «Sandinista». Fue el último concierto del festival
y Strummer, además de in-terpretar las canciones de sus tres álbumes
en solitario, realizó un vibrante recorrido por los temas de The
Clash. Era algo insólito ver a un punk-rocker en un festival étnico,
pero emocio-nante comprobar cómo Strummer sigue conser-vando la
misma garra, pasión y coraje de hace más de quince años: se encaró
con las cámaras de televisión y las convidó a apagarse con un so-noro
''¡fuck off!'', tras advertirles en castellano que el concierto
era sólo ''para la gente'' que ha-bía acudido al Parque de Santa
Catalina. Poste-riormente, y a altas horas de la madrugada, nos
concedió una entrevista en la que se mostró vi-siblemente molesto
siempre que surgían cues-tiones sobre The Clash, por lo que se hizo
inevi-table, a pesar de mi insistencia, que en algunas evadiera
claramente la respuesta.
¿De dónde provienen las influencias que
se re-cogen en «Global A Go-go»?
Todas provienen de la calle Wilston High Road en la que grabamos
el disco. Allí los esta-blecimientos conservan las características
de las comunidades de sus dueños: hay una tienda de Sri Lanka, una
cafetería portuguesa, otra de So-malia. Cuando salíamos del estudio
de grabación a tomar el té, era como pasear por tres ciudades a
la vez. Si vas a comprar cigarros, leche o pan te encuentras que
en cada sitio se escucha una mú-sica distinta. En la cafetería portuguesa
siempre estaban poniendo la MTV de su país, por eso co-nocemos mucha
música de allí.
Hay algún elemento escocés en tu nuevo
disco.
Soy medio escocés, soy un ''highlander''. Nací en Turquía, pero
mi madre es escocesa. Lo me-jor de haber nacido en Turquía es que
no me llegaron a bautizar.
Joe Strummer: ''The Clash fueron simplemente
un buen grupo de Londres'' (foto: Xavier Mercadé)
Tocas canciones de los Clash en tus conciertos,
¿lo haces para ti o por el público?
Las toco porque me gustan. En EE.UU. y en Japón había mucha gente
joven que me pedía esas canciones, me gritaban que cantara «Lon-don
Calling». Es muy divertido tocarlas; lo paso fenomenal.
¿Hay alguna remota posibilidad de una
reunión de The Clash?
Mick Jones se ha hecho monje y ha entrado en un monasterio. Paul
Simonon está en la bri-gada de policía, y Topper Headon se ha hecho
hare krishna. No creo, por tanto, que nos volva-mos a reunir (risas).
Los Clash llegaron a grabar cinco discos
casi en un año. ¿Por qué Joe Strummer sólo ha grabado tres en quince?
¡Una buena pregunta! Si no tienes nada que decir y te sientes extraño,
lo mejor es callarte. Es más aconsejable no sacar ningún disco en
quince años antes que sacar diez malos.
Muchos aseguran que «London Calling» es
el mejor disco de aquella década.
Fue un comentario comprado, pagué para que lo dijeran (risas).
Todo el mundo coincide en que es la obra
maes-tra de los Clash. ¿Por qué no «Sandinista»?
En «Sandinista», debo reconocerlo, hay algu-nos momentos bastante
chorras. Utilizamos una máquina que cuando le das la vuelta suena
como una oveja y hace ''beee''. La pusimos en toda la grabación
del disco, sobre todo en la sexta cara, y la fastidiamos.
La canción que abre «Sandinista», «The
magnifi-cent seven», cita a muchos personajes famosos, de Ghandi
a Rintintín.
Es un rap de 1980. Fue el primer rap contem-poráneo. Antes esa música
era muy simple.
¿Cómo fue vuestro trabajo con Lee Scratch
Perry?
Muy interesante. Tardamos diez horas para encontrarle en Londres,
y otras diez horas para sacarle del piso y llevarle al estudio de
grabación. Utilizaba unos ritos muy antiguos en la grabación, con
palos llenos de plumas. Se movía de manera muy extraña y cantaba
cosas indescifrables.
Se dice que no te gustó el resultado del
último disco de los Clash, «Cut The Crap».
Hay cuatro canciones buenas: «This is En-gland» o «North and south»,
por ejemplo… Qui-zás lo mejor hubiera sido esperar un poco y aña-dir
luego otras canciones, pero todo se estaba gestando en un estado
caótico.
¿Sigues en contacto con Mick Jones?
Creo acordarme de alguien con ese nombre…
¿Es cierto que le abriste la cabeza a
un punk en una actuación en Hamburgo?
Se me prohibió la entrada en Hamburgo du-rante veinte años, pero
lo que ocurrió fue lo si-guiente: yo estaba tocando y vi a un tipo
pegarle a otro por detrás. Me acerqué y le di un golpe con mi guitarra.
La policía me detuvo, me llevaron a comisaría y me hicieron un control
de alcoho-lemia que salió negativo. El jefe de policía de Ham-burgo
entró y preguntó en voz alta: ''¿Dónde está ese punk que pega a
los otros punks?''. Y todos apuntaron hacia mí. El policía se acercó
a donde yo estaba y me susurró al oído para que nadie le oyera:
''Bien hecho''. Y luego dijo: ''¡Déjenlo ir!''.
Nuevo álbum "Global a Go-Go"
(2001)
|
|
«Debemos madurar para darnos cuenta que
nos estamos enfrentando con fanáticos religiosos que harían cualquier
cosa si no se está de acuerdo con ellos. Es un concepto nuevo. Cuanto
más tiempo les dejemos más bombas nucleares podrán construir»
(Joe Strummer)
¿Recuerdas la visita de los Clash a Barcelona
en la gira de «Sandinista»?
Sí, fue la primera actuación de la gira, ¡prime-ro Barcelona y después
el mundo!
¿Cómo te gustaría que se recordase a los
Clash?
Simplemente como un buen grupo de Londres.
¿Fue Mano Negra la banda que recogió el
testigo?
Toqué en cinco conciertos con ellos y, es cierto, tenían la misma
garra, fuerza y dedicación a la música que The Clash.
Se dice que Stranglers y The Clash fueron
los punks que mejor evolucionaron.
No, en mi opinión lo han sido Television Personalities y Buzzcocks.
Cuando Hugh Cornwell abandonó Stranglers
se dijo que tú eras un posible sustituto. ¿Es verdad?
Es un rumor asqueroso que ni siquiera fue planteado. Fui amigo de
Hugh Cornwell y de Jet Black hace mucho tiempo. Recuerdo una anécdo-ta
muy graciosa en el año 1975: Jet Black condu-cía una furgoneta de
helados típicamente inglesa, las clásicas Mr. Whippy, que eran rosas
y azules y permanecían abiertas por detrás de cara al públi-co.
Los dos grupos teníamos que ir juntos a un mismo concierto y nos
metimos todos vestidos de negro y con nuestro material en esa furgone-ta.
La gente nos veía pasar y se quedaba mirándonos totalmente pasmada.
Se dice que la película «Sid And Nancy»
no cuenta la historia como fue en realidad.
Yo no estaba en Nueva York cuando ocurrió todo aquello. Lo que está
claro es que sucedió algo extraño y que nunca sabremos cómo fue
en realidad.
¿Qué te parecen las nuevas bandas punks?
La mayoría de ellas existen gracias a The Clash.
Me gustan Green Day, Blink 182, Pennywise, Minutemen y muchos grupos
de California, algu-nos ya disueltos. Pero no creo que existan gracias
a The Clash. Todo eso se inventó con los discos de los Stooges.
Es a ellos a quien todos copian re-almente. Su canción «1969» es
genial (aquí se pone a cantar): ''Es 1969... por todo EE.UU....
para ti y para mi... un año entero sin nada que ha-cer… 1969''.
¿Qué opinas de bandas inglesas como Blur
u Oasis?
Oasis son una mierda, basura. Blur son algo mejor, pero no me gusta
que copien el estilo americano, copian a Bo Diddley en la forma
de cantar. Yo creo que una canción debería escribirse sola y no
crecer entre tantas mentiras.
Estuviste trabajando durante un tiempo
en bandas sonoras.
¿Te gustó la experiencia? Es muy interesante, pero es un trabajo
muy duro, tienes que luchar contra mucha gente a un mismo tiempo.
¿Me podrías definir a grandes rasgos tus
tres discos en solitario?
En el primero bajé el sonido de mi voz en las mezclas porque me
faltaba confianza en mi mis-mo. En los dos posteriores he mejorado
en ese aspecto.
¿Qué te parece la situación de crisis
internacional que atravesamos?
Debemos madurar para darnos cuenta que nos estamos enfrentando con
fanáticos religiosos que harían cualquier cosa en el mundo si no
se está de acuerdo con ellos. Es un concepto nuevo, peor que el
de Hitler, porque el objetivo de Hi-tler era someter a los países
y el de esta gente es exterminar por motivos de creencias. Cuanto
más tiempo les dejemos más bombas nucleares podrán construir. Vosotros
estais seguros en España, pero intentarán bombardear Londres, Nue-va
York, Los Angeles, Chicago... Cada artista de-bería afrontar esta
realidad.
¿Te gusta venir a España?
Me gusta venir en agosto, ir a Granada, a Andalucía. Mi relación
con Granada comenzó con Palmolive, batería de The Slits. Su hermano
vivía allí. Pero es difícil encontrar un público en Espa-ña para
mis discos porque te puedes pegar mu-chas horas buscándolos. Lo
mismo sucede en ciertos lugares de EE.UU. como Filadelfia. Es como
luchar contra la mala distribución.
¿Hay ya planes para un próximo disco?
No por el momento. Ahora estamos de gira. Hemos tocado en aproximadamente
treinta paí-ses. Empezamos en Washington y hemos reco-rrido toda
América en autobús, después fuimos a Japón y ahora estamos aquí.
Copyright
RUTA 66, 2001 - Nº 179
|