CHUCHO Crudo en el alma
EL POP BASTARDO -ASI LO LLAMA FERNANDO ALFARO- DEL PERRO CALLEJERO
LLEGA A SU PLENITUD CON EL AMBICIOSO, PERO PLENAMENTE ACCESIBLE,
"LOS DIARIOS DE PETROLEO", TERCER ALBUM DEL GRUPO ALBACETEÑO. UNA
SUPERPRODUCCION REALIZADA A ESCALA INTIMA.
Un discurso balbuceante, que no dubitativo, el de Fernando Alfaro.
Personaje al que se respeta por su resistencia al paso de las décadas,
por la coherencia y sentimiento que desprende su obra en Surfin'
Bichos y ahora Chucho. Con la mirada baja y las palabras revoloteando
nerviosas, Fernando intenta descifrar ante el entrevistador la esencia
y presencia de un álbum tan elaborado como "Los Diarios De Petróleo".
Un disco inasequible a otra etiqueta que no sea la de canciones
arrancadas de las entrañas y presentadas en oxidada bandeja de plata.
Alfaro no será el escritor del mes, pero su esforzada pluma sirve
a la perfección estos fragmentos de existencia vivida pero no asimilada
plenamente; pequeños relatos que, contrariamente a lo que está bien
visto en el pop, no temen hurgar en el pasado para hallar claves
que expliquen mínimamente quienes somos en el presente, quizás quienes
seremos mañana.
Un tercer álbum les consolida
como una de las más interesantes propuestas del pop-rock adulto
en español
Musicalmente efusivos e inspirados, Chucho elevan su propio listón
demostrando una vez más que cantar en inglés y recauchutar patrones
ajenos - como hacen tantos de los grupos españoles que aparecen
en estas páginas: se diría que se lo toman como deporte o falsificación
más que medio de exploración personal- no lleva a ninguna parte.
Lo contrario te reportará la lectura de estos ''diarios'' sobre
las cosas que hemos perdido y las que todavía no han llegado pero
inevitablemente llegarán. ¿No es eso precisamente la vida?
"Los Diarios De Petróleo" se gesta como
obra unitaria y doble álbum, finalmente seccionada en un solo disco
y varios EPs complementarios.
El álbum conceptual es un tabú. "Los Diarios De Petróleo" no lo
es, pues no hubo un concepto previo sobre el que se crearon una
serie de canciones a modo de capítulos, canciones que además deben
tener vida propia. En este caso se trata más de una colección de
canciones que responden a una época muy determinada, la gran mayoría
están compuestas en los últimos dos años. Tenía la sensación de
que eran como una recapitulación de mi vida personal, cosas del
pasado vistas con una estabilidad, si cabe hablar de ella, que me
permite hablar de cosas que a lo mejor antes no me habría atrevido
a abordar, el tema que habla de mi padre, por ejemplo, o de amigos
que ya no están. Son como pequeñas deudas saldadas.
La idea general surge cuando comprendo que, armadas de forma determinada,
podrían funcionar como una especie de diario personal. Esa idea
influyó en algunas que no estaban completadas y que lo fueron pensando
en que encajaran. Aún así, sigo pensando que tienen una identidad
autónoma. Trabajamos unas cuarenta canciones, que luego se redujeron
a veintiocho; articuladas como doble álbum, el orden de secuencia
mismo ampliaba su significado. Cuando en la discográfica me dijeron
que no podía ser un doble porque comercialmente no funcionan, me
cerré en banda pues ví que iba a perder sentido y fuerza. Ya me
pasó en "Hermanos Carnales" de Surfin' Bichos, que iba a ser un
doble con un concepto muy concreto, cada disco iba a tener su nombre,
el de los gemelos en "Inseparables" de Cronenberg, y finalmente
lo tuvimos que comprimir a un disco sencillo. Entonces surgió la
idea de darlo por entregas. Cuando ví que podía conservar la coherencia
en los EPs, que están secuenciados como iban en el doble álbum,
y que estos fueran aumentando de tensión uno a uno, descubrí que
así iba a ser más facil de asumir para la gente.
Planificando un álbum de este modo, ¿no
te sientes un poco solo en un mundo, el pop, cada vez de menor calado
intelectual, más desechable, menos autoexigente?
En cierto modo, sí, pero siempre te queda digamos el núcleo duro
de la gente que te sigue y a la que llegas más directamente, eso
te permite saber que no estás hablando solo. Sí que a veces te sientes
desamparado por ese concepto del pop como producto de consumo rápido
y de baja calidad. Aunque hay determinado pop que se considera de
usar y tirar que para mí tiene un valor artístico muy fuerte, no
creo que por ser más exigente en el plano literario haya de ser
más valioso. De la misma forma pienso que hay rock y pop más pretendidamente
artístico que tiene menos valor. No está tan claro. Por otro lado,
es el mundo que he elegido, no me puedo quejar. El pop empezó con
singles para sonar en la radio y para bailar. Fue la misma evolución
del mercado lo que motivó que luego esos singles se completaran
en álbumes y apareciera un concepto general de disco.
En los tiempos de Surfin Bichos
Ahora está produciéndose todo lo contrario, se bajan canciones
sueltas de internet. Me gusta el formato de álbum, que fue cuando
el rock se hizo mayor, por la complicidad que crea. Un buen álbum
está compuesto de disparos concretos que han de funcionar solos,
y tiene el valor añadido de que juntos amplifican el impacto emocional.
El otro día estuve viendo a Nick Cave: cuando toco "The mercy seat"
fue como un disparo. Me recordó cuando llegué a casa con "Tender
Prey" y escuché el álbum entero leyendo las letras. Al escucharla
en vivo, aunque por si sola sea un cortocircuito, y nunca mejor
dicho, me transportó al álbum entero y a esa época mía personal,
que es de lo que se trata.
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Fernando Alfaro y Chucho: "Lo que haces
es un poco contarte a ti mismo y sacarlo fuera, en mi caso es algo
que necesito para no volverme loco"
Se da la circunstancia de que tus letras
tienen un peso específico importante. ¿Las escribes aparte o con
la música?
En esto he ido evolucionando. Al principio, cuando se valoraban
tanto las letras, a veces en detrimento de la música, me fastidiaba
bastante, porque veía que la realidad no era esa. Por definición,
el hecho de creación musical es más reflejo que la letra, que es
más intelectual. Normalmente surge la música, luego has de terminarla,
descubrir qué quieres decir con esa canción. En un primer momento
me impulsaba a escribir la necesidad de hacer una letra sobre una
música, últimamente es más la propia necesidad de expresar algo.
El sistema que utilizo es ir juntando todas las cosas que me pasan
por la mente o el cuerpo. Pero no hago una letra en formato poema
y luego le pongo música, aunque a veces sí he adaptado cosas que
tenía escritas porque encajaban. Aún así lo principal sigue siendo
la música, es lo que llama a la historia.
"Toda esa aura mítica de la banda rock en la carretera se reduce
a que estás ahí jugándote el pellejo, cosa que yo he descubierto
después de muchos miles de kilómetros. No es una queja laboral,
sino un reflejo de la insoportable levedad del ser" (Fernando
Alfaro)
Tus canciones desvelan una cierta búsqueda
espiritual, algo que el pop acostumbra a evitar como si fuera una
carga que nos quitamos de encima al deshacernos de las religiones
organizadas.
Deshacerte de la religión como estamento no quiere decir que todo
eso desaparezca. Las mismas preguntas y el mismo miedo siguen estando
ahí, por las mismas razones que motivaron el nacimiento de la religión,
por lo menos a mí me ocurre, tengo ese tipo de inquietudes. Yo al
principio me defendía mucho de esto, con la excusa de que la atracción
por la religión era algo estético y que si me atraía la Biblia era
como obra literaria, pero con el tiempo descubro que no es así,
que ese tipo de inquietud o búsqueda espiritual, llámale como quieras,
forma parte de mi vida también, además a un nivel parecido al amor
carnal o a experiencias con las drogas. Sirve para verte reflejado,
que al fin y al cabo es lo que pretendes cuando haces música; lo
que haces es un poco contarte a ti mismo y sacarlo fuera, en mi
caso es algo que necesito para no volverme loco. Las preguntas existenciales
sobre Dios y todo lo que lleva consigo, si es que existe o no, a
mí desde luego me motivan.
Hay en el disco un tema sobre tu padre
y otro donde cantan tus hijas, ¿es la cadena generacional otro asunto
que te inquieta?
Mis canciones siempre han sido un reflejo de lo que soy. Tengo dos
hijas pequeñas, tienen uno y dos años, aunque en las canciones hablo
de un hijo, un pequeño distanciamiento literario. "Cataratas de
sueño" toca el tema de forma tangencial: es la historia real de
un músico que se muere en la carretera porque las exigencias le
hacen conducir con sueño. Eso le pasó a un amigo de Albacete, que
encima murió cuando ya estaba llegando a casa. Toda esa aura mítica
y literaria de la banda rock en la carretera se reduce a que estás
ahí jugándote el pellejo, cosa que yo he descubierto después de
muchos miles de kilómetros y años dando por ahí tumbos. No es una
queja laboral, sino un reflejo de la insoportable levedad del ser.
La canción trata del niño pequeño que le espera en casa, de esa
pérdida. "Chapoteosis en la bañera" habla más directamente de la
paternidad, de alguien a quien le quitan sus hijos porque es un
desastre; llega una cigüeña malvada, e inversa, y se lleva a su
hijo. Trata de toda la paranoia del padre, la responsabilidad que
lleva consigo traer nuevos seres a ''este mundo en el que ya verás,
sin ir más lejos mira quien está, yo'', toda esa autocompasión en
divergencia con los estribillos con los niños cantando ''chapoteosis,
algo nuevo va a empezar'', porque es una vida que no tiene en realidad
nada que ver con la del padre. "Mi padre" es más abiertamente autobiográfica,
no dice la palabra amor o ''te quiero'', pero es lo que transmite,
a un nivel más nítido, menos literario que en el resto.
¿Hasta qué punto crees que el oyente comprende
lo que estás cantando?
Yo es que no creo que sea importante, ni siquiera a veces saludable,
entender todas las motivaciones o lo que quería decir exactamente
el autor. Desde el momento en que publico unas canciones, dejan
de ser totalmente mías, se convierten un poco en propiedad de todos
a los que les han llegado. Se me ha dicho muchas veces que uso un
lenguaje cinematográfico, muy de imágenes, yo eso lo achaco a la
necesidad de crear una comunicación de sentimientos que sean asimilables
por el oyente. Esta forma más abierta de contarlo supongo que hace
que, sin necesidad de haber tenido esa experiencia vital concreta,
la sientas incluso más intensamente que yo que la he escrito. En
ese sentido creo que hay como niveles de comprensión. Muchas veces
es sorprendente qué entiende la gente de canciones tuyas, cosas
que tú mismo no habías pensado y descubres que también puede tener
ese significado, tan válido como lo que tú querías decir concretamente.
Yo comprendo a medias muchas canciones en inglés, pero seguramente
las siento más intensamente que muchos angloparlantes. *
Copyright
RUTA 66, 2001 - Nº 175
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