CON SU CUARTO DISCO HAN ALCANZADO UN PLANO INSOSPECHADO PARA UN GRUPO
NACIDO COMO AMULETO INDIE. GRUPO GENERACIONAL ARRASTRANDO A UN PUBLICO
QUE PERDIO LA VIRGINIDAD CON SUS CANCIONES, PERO TAMBIEN FENOMENO QUE
PESE A SU CONTRATO CON UNA MULTINACIONAL SIGUE AVANZANDO CREATIVAMENTE.
FLORENT Y J SE ENFRENTAN AL INTERROGATORIO RUTERO.
Mi relación con Planetas ha sido creciente, yendo del escepticismo a
la complicidad a lo largo de cuatro discos y una recopilación de singles,
a caballo de hitos como «Qué puedo hacer», «La playa» o «Segundo premio»,
y otras canciones menos admirables, que de todo hubo en el camino. En
mi opinión, la obra de los granadinos tiene una cima provisional en su
más nueva grabación, el desbordante y emotivo «Unidad De Desplazamiento».
Algo ha tenido que ver en mi progresión la actitud de un J que, desde
la primera vez que nos encontramos y pese a que esta revista no les adulaba
como otras publicaciones, demostró una insobornable vocación rutera. Todavía
hoy quedan voces adversas aquí, pero son aplastadas por la evidencia de
una banda cuya fuerte personalidad ha logrado, no sólo invadir los terrenos
de la radio comercial, sino preservar su carácter y así permitir que este
evolucionara hacia una madurez que canciones como «Santos que yo te pinte»
o «Un buen día» revalidan con intensidad. Hoy por hoy, siguen siendo un
proyecto paradójico -con un directo más antológico, en el sentido de resumen
de éxitos, que expansivo, no como antes- y en progreso, pero sin duda
pueden ser ya considerados el más relevante grupo pop surgido en la España
de los 90.
La leyenda negra de Planetas, cuatro conciertos
horribles y uno genial, ¿se acaba con esta nueva gira? F - Ahora son dos horribles y uno genial, vamos reduciendo camino.
J - Son más regulares, son siempre correctos. Hemos reducido los riesgos.
Antes podía salir algo superespecial, puntualmente una noche, ahora es
más difícil conseguirlo.
El cantautor indie Jota, Juan Rodríguez,
durante la prueba de sonido (foto: Benet Román)
La continuidad que tiene el disco, ese caudal
que no cesa, ¿era una idea preconcebida?
J - Sí, claro, los enlaces entre canciones están ahí para crear un ambiente,
para darle a todo un sentido, una unidad.
F - Pero tampoco era algo preconcebido, podíamos haberlo desechado al
final, somos así.
Se entienden mejor las letras esta vez.
F - Es que J no sabe cantar. Es cantante por circunstancia: nadie quería
cantar en el grupo y le toco a él.
J - Yo intento cantar lo mejor posible, lo que ocurre es que si subes
la voz en la mezcla se va todo a tomar por culo. También hay algo de premeditación.
Como en los discos de My Bloody Valentine, que a la primera no se entiende
nada y luego vas descubriendo cosas increibles.
Vuestras canciones parecen querer acabar de
una vez por todas con la canción de amor, son canciones de odio…
J - Yo veo más cosas. Son canciones de sensaciones fuertes, y los extremos
se tocan; son canciones de amor intenso y odio intenso. En una relación
de amor fuerte hay momentos muy álgidos y momentos de bajón total. Es
algo intrínseco a una relación intensa. Es una metáfora de la vida; algo
sobre lo que ha escrito todo el mundo durante miles de años. Lo que nos
interesa es que transmitan algo importante, que no sean banales.
Mola llegar a las emisoras con menciones a ''cuatro
millones de rayas''.
F - Es una estupidez hablar de esto, de las rayas y ese tipo de cosas.
Hay grupos en España de otro tipo de música, mucho más radicales que nosotros,
que venden montones de discos sin sonar por la radio.
Me refiero a que, lo que normalmente suena en
la radio, es una fantasía desconectada de la realidad, mientras que vosotros
entrais haciendo cuña.
J - De eso estoy muy orgulloso, porque al fin y al cabo no somos un talento
demasiado grande, somos un poco mediocres, es posible, pero hemos conseguido
meter dentro de la música comercial y de la industria varias
cosas que son absolutamente personales, independientes. Un
sistema de ideas que no tienen porque ser mayoritarias, que pueden incluso
ser molestas.
F - Lo veo como una censura ficticia, como tirar de los hilos de una marioneta.
Quiero decir que nosotros hacemos canciones, tampoco nos comemos la olla
con si esto va a funcionar o no. El tema de las drogas, por ejemplo. Son
temas normales que se magnifican en una canción. La gente le da mucha
importancia a esas cosas, y nosotros no la vemos.
Pero al hacerlo poneis en evidencia al resto
de artistas en ese circuito.
J - Esa censura es inherente al propio mecanismo de funcionamiento económico
y político de las cosas. La censura se reproduce, es imposible borrarla
totalmente.
Hay temas que en una película o un libro están
perfectamente asumidos, pero en una canción pop, no.
J - Porque una canción transmite en dos minutos sensaciones muy intensas.
Es más fácil influir a la gente con una canción, es una obra de arte más
perfecta, más sencilla, con más posibilidades, más efectiva.
F - Más transgresora. Hay mucha difusión, muchas radios, mucha gente que
escucha música. No tienes que ir a un museo, no requiere ese esfuerzo.
Vas por la calle y la escuchas desde cualquier ventana.
Pese a vuestra participación en la eclosión
noisepop, manteneis cierto nexo con antecedentes como podrían ser Brincos
o Nacha Pop. Como a ellos, os interesa sobretodo la canción.
J - Es el elemento más importante, la pieza básica, pero en general es
todo un entramado más complejo. Está el sonido, la actitud, la ideología,
mogollón de cosas. Las canciones, como he dicho, conectan muy rápido con
la gente. Son una descarga fuerte que va a ser importante para alguien.
La relación con ese oyente debe ser muy especial.
J - Se trata de que tengan sensaciones parecidas. Algo interactivo. Es
lo que intentamos, esa es la relación que tenemos. Escribimos para un
público ideal, con cabeza, nos gustaría que la gente que lo escuchara
fuera así, pero no tengo conciencia de cual es nuestro público.
Siempre se resalta vuestra actitud, ese ir a
vuestra bola. Tengo la impresión de que ha sido positiva para vuestro
desarrollo creativo.
F - Hemos tenido que pelearnos con gente que dudaba y demostrarles que
tenemos una idea clara: hacer canciones tal como las entendemos. Demostrar
que no estábamos equivocados.
J - También hay mucha gente que está de acuerdo con nuestros planteamientos,
que no está a gusto con las cosas, que no se ve reflejada en este sistema
económico y político tan raro. Para la música ese sistema es pésimo, si
algo no funciona en el arte es la música.
F - Y el cine. La verdad es que es una época chunga en general para el
arte. Estamos como en la Edad Media, vamos un poco perdidos.
«No somos un talento demasiado grande, somos un poco mediocres,
pero hemos conseguido meter dentro de la música comercial varias
cosas que son absolutamente personales. Me interesa expresar ideas que
no tienen porque ser mayoritarias» (J)
La cultura es producto a la venta, no hay apenas
contestación…
F - Lo que vende no es lo artístico, sino otro tipo de productos de consumo
rápido. El margen artístico que queda es muy poco, pero nosotros le damos
una importancia a las canciones como arte, como creación, como esfuerzo
de cada uno. Y muy pocos grupos así se cuelan en los Cuarenta Principales.
J - Nosotros nos colamos porque teníamos un cierto interés en las canciones
de primera escucha. Fue una casualidad. Hay un montón de grupos haciendo
música increible, que no tienen difusión, cuando la gente necesita escuchar
buena música. Te hace sentir feliz; te hace sentir mejor.
Al principio, ¿pensabais llegar donde habeis
llegado?
F - Sabíamos que las ideas que teníamos iban a ser bestiales, porque ningún
grupo en España estaba haciendo lo que yo tenía en la cabeza. El hecho
de lograrlo y escuchar lo que has hecho, te desborda. ''Yo no he tocado
esas guitarras''. Sin plantearme cuanto tiempo duraríamos o cuantos discos,
era consciente de que lo importante era que la gente se quedaba muy flipada.
Era algo especial. ''Esto no lo está haciendo nadie, y me ha tocado a
mí''.
¿Cómo recordais a los miembros que ya no están?
J - Con los cambios se han ganado ciertas cosas y se han perdido otras.
Cada persona aporta su personalidad, sus cosas buenas y malas. Te acuerdas
del pasado con buen rollo, pero si haces memoria recuerdas que Mai, que
tenía un rollo superguapo y unas ideas más cercanas a las nuestras, se
pasaba tres días para aprenderse un tema.
F - Todas las personas que han pasado por Planetas han quedado ahí. Su
reflejo está en las canciones.
¿El presente de Planetas?
J - Estamos observando, y flipando. Esperando a ver por dónde van las
cosas.
F - Es una lucha constante, como la vida misma. Pelearte sin creertelo
tú. ''Lo hago así porque soy así''. ¿Hasta dónde llegaremos? No lo sé.