Lunes, Sidecar Club, Barcelona, la sala medio llena, las 22:30h…y salen a escena dos larguiruchos que casi rozan la cabeza con el techo. Llevan trajes de tachuelas, se cuelgan las guitarras, todas de época, se llaman The Sadies y se acompañan de una base rítmica implacable, batería y contrabajo. Suenan los primeros acordes de “Lay Down Your Arms“, con aires fronterizos oníricos que nos introducen a lo que será uno de los conciertos del año en la ciudad condal. Afortunados los pocos que estuvimos ahí.

Así de rotundo se puede ser después de admirar la hora y media (si fuera por ellos hubiesen sido tres) que nos ofrecieron este cuarteto de Canadá para presentarnos su flamante nuevo disco “Darker Circles“, representado como una continuación de su precesedor: “New Seasons” del 2007. Solo terminar la introducción el grupo se embarcó en un no parar de enlazar temas de todos los estilos y siempre con una clase suprema. Surferos de la talla de “Traslucent Sparrow”, rockeras como “Another Year Again” o “Cut Corners” hicieron las delicias de todos los que en esos momentos nos habíamos transportado a los desiertos de Arizona, o las montañas rocosas del Gran Cañón.

Las tablas que ejercen estos chicos de Toronto se hacen más que evidentes en sus shows en directo, donde derrochan toda su sabiduría musical con el feeling que solo puede dar una alma rockera. Solo con ver como Travis Good cambió la cuerda de su Gretsh en menos de un minuto mientras los demás no paraban de tocar, y consiguió tenerla a punto y afinada dos segundos antes de entrar a muerte con su solo, refleja la calidad de esta peña. Una hora más tarde, un par de temas má+s countries con violín en mano “Higher Power” y la descarriada “Uncles Larry´s Breakdown” cerraron la velada. Se apresuraron para hacer un bis lo más largo posible ya que la sala no podía alargar más el horario, una lástima. “What´s Let Behind”, “TheTrial”, “The Circles” o la brutal “Tiger Tiger” sirvieron para que la sala (cada vez más llena) dejaran caer las últimas gotas de sudor de sus frentes. Nadie daba crédito al torbellino que había arrasado la sala y por si fuera poco, una despedida con versiones de The Byrds y Love terminaron dejándonos a todos apollardados y con muchas ganas de más. Apoteósico es quedarse corto.

En fin, si vives una ciudad y ves el nombre de The Sadies colgando de algún cartel, acércate a él, apunta bien la fecha, avisa tus colegas y sé el primero en llegar. No te arrepentirás.